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Valores Fundamentales IDP 2021

VALORES FUNDAMENTALES

La Iglesia de Dios de la Profecía es un cuerpo mundial y vibrante, unido en adoración, y cumpliendo el mandato de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, y hacer discípulos. Como iglesia es importante mantener nuestro enfoque en nuestros valores fundamentales. Además, estos valores fundamentales nos ayudan a “Reconcilia al mundo con Cristo por medio del poder del Espíritu Santo”.

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Valor 1: ORACIÓN

La oración no es solo un compromiso personal, sino también un compromiso corporativo de la Iglesia de Dios de la Profecía. La oración nos une a la visión, la guía, y apoyo de Dios. Nos esforzamos en todas las cosas para caminar en su luz a nuestro mejor conocimiento y capacidad.  Por lo tanto, la oración en la vanguardia de todo lo que hacemos, ayuda a demostrar que en todo lo que deseamos que ”se haga su voluntad en la tierra como en el cielo.” Cristo hizo dos profundas declaraciones que describen la oración.

Jesús dijo: “Los hombres deben orar siempre y no desmayar” (Lucas 18:1), y Él también dijo: “Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada” (Mateo 21:13). Estas dos citas del Señor son bien conocidos y bien gastadas, pero siguen revelando la clave más rudimentaria de la vida cristiana y de la actividad cristiana en este mundo. De Lucas 19, versículo 46, Jesús declara una verdad acerca de su casa. En ningún otro lugar en la Escritura da Jesús una definición de su casa. Este es el único lugar donde Jesús da una idea o pinta un cuadro para la iglesia futura de lo que cómo su casa va a parecer. Esta es su declaración acerca de su casa.

Con esto como el marco para las palabras de Cristo, nuestra curiosidad se eleva. Nos podríamos preguntar: “¿Cuál es la única manera que Cristo usa para describir su casa? La respuesta sería: “Mi casa es casa de oración” (Mateo 21:13). Por lo tanto, un desafío importante para todos los niveles de liderazgo es hacer de la oración un valor fundamental y asegurar su continuidad a través de especificas metas y objetivos de oración.

 

Valor 2: LA COSECHA

La cosecha ha sido el llamado constante de la Iglesia de Dios de la Profecía desde 1994 cuando se hace el llamado a “tornarnos a la cosecha.”  En realidad, eso fue una re-alineación de nuestro llamado original desde el nacimiento de nuestra iglesia, nos esforzamos por alcanzar los confines del mundo con el Evangelio de Cristo. La mayoría de las personas que están conscientes de los ministerios de la Iglesia de Dios de la Profecía dirán que el llamado a la cosecha ha sido el impulso que Dios ha usado para doblar y reformar esta organización durante los últimos 20 años.

Muchos de nosotros referimos el llamado de Dios al arrepentimiento que se movió a través de nuestras iglesias, y en toda la cristiandad occidental a mediados de la década de 1980, como el inicio del llamado a la Cosecha. La mayoría de nosotros recordamos la Asamblea General de 1994 como punto de inflexión crítico en que Dios nos habló de “Tornándonos a la Cosecha”, uniéndose a un llamado global que Él estaba dirigiendo a través de aquellos años.

La lista de adaptaciones, cambios y reformas, que la Iglesia de Dios de la Profecía ha experimentado desde entonces sería demasiado numerosos para mencionarlos aquí. Sin embargo, podemos reportar que esta Iglesia esta mucho más alineada con la prioridad de cosecha de Dios hoy en día que hace 20 años. Un simple resultado de eso ha habido un crecimiento en nuestro ministerio a nivel mundial, teniendo como resultado una membresía  el todo el mundo cuatro veces más grande que en el año 1994.

Hoy en día el liderazgo de esta familia de ministerios siente que el llamado de Dios “a la cosecha” sigue siendo nuestro mandato central. No ha sido rescindido ni cumplido hasta la fecha. Con esta carga de corazón, el documento que ahora usted lee a sido creado – un plan estratégico para nuestra visión. Y el elemento central de esta visión es la de segar la gran cosecha de Dios. Que cada iglesia local sea tan consumida con esta pasión para alinear cada actividad a la cosecha, y enfoquen todos sus recursos en alcanzar a los perdidos. Al considerar este valor fundamental de la Cosecha, Dios ha puesto de relieve cuatro áreas que no deben pasarse por alto:

Nutrir Iglesias Locales Fuertes

El crecimiento ocurre a nivel de la iglesia local. Los conversos son bautizados, los miembros son recibidos, se observa la Santa Cena, y el discípulado se lleva a cabo, todo ello a nivel de la iglesia local. Como la iglesia local se dirige, así también la Iglesia en general. El Nuevo Testamento, en repetidas ocasiones, hace hincapié de la importancia de la iglesia local. De hecho, fue el patrón del ministerio de Pablo para establecer congregaciones locales en las ciudades donde predicó el Evangelio.

Hebreos 10: 24-25  manda a cada creyente a ser parte de una iglesia local y revela por qué esto es necesario: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Es sólo en el cuerpo local al cual uno se ha comprometido, en que puede haber el nivel de intimidad necesario para estimular cuidadosamente hermanos en la fe “al amor ya las buenas obras”.

Y sólo en este marco que podemos animarnos unos a otros. Las congregaciones y sus pastores debe ser fomentados, alimentados y alentados. Sin sostener iglesias locales fuertes, vibrantes, nuestro futuro como movimiento estará en peligro. El liderazgo a todos los niveles deben ser desafiados a encontrar formas nuevas y eficaces para nutrir iglesias fuertes y alcanzar metas y objetivos específicos. El movimiento “El Movimiento de Mil Millones de Almas” (que trata con el  ganar los próximos mil millones de almas), dice: “Si plantamos el doble de iglesias, no habrá necesidad de preocuparse por ganar mil millones, pues serán ganados al plantar nuevas  iglesias.”

Plantar Nuevas Iglesias

La plantación de iglesias es bíblico (Hechos 1:8; 11:19-30; 13:1-3; 14:21-23). Los primeros versículos de Hechos 13 menciona cinco líderes de la iglesia de Antioquía que establecieron nueve iglesias y literalmente cambiaron su mundo. Es interesante observar que estos cinco hombres fueron muy diferentes entre sí. Ellos vinieron de diversos orígenes, de  educación y formación, diversas etnias, experiencia, situación económica, tradiciones religiosas y estilos de vida.

La plantación de iglesias es una práctica bíblica que comenzó con los discípulos del primer siglo. La plantación de iglesias es una acción típica de la Dios de la Profecía. Aun cuando la plantación de iglesias no era un término popular, nosotros estábamos plantando iglesias. Más que una denominación, se puede decir que la Iglesia de Dios de la Profecía es un movimiento de plantación de iglesias. La plantación de iglesias ha estado en nuestro ADN desde el principio.

Así es como la iglesia ha llegado a estar en más de 130 países, los cuales planta un promedio de dos iglesias diarias. Cuando la Gran Comisión dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…”  (Mateo 28:19),  literalmente nos exige ir y plantar cuerpos de creyentes, comunidades de fe, donde la gente perdida atada pueden ser sanados, liberados, restaurados y empoderados como embajadores de Cristo. La plantación de iglesias es el ministerio único que hizo todo esto a lo largo de la historia cristiana.

El apóstol Pablo dijo: “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,” Romanos 15:20. La iglesia del Nuevo Testamento era muy agresiva en cuanto a la la plantación de iglesias. Estamos desafiando el liderazgo a todos los niveles para plantar nuevas iglesias y establecer metas y objetivos específicos para lograr esto.

Llamado a la Cosecha Juvenil

Los pastores, más a menudo en el centro profundo de sus corazones, son agentes de cambio. Tienen una hambre para liderar una congregación en una transformación que traerá una gran cosecha, excelente ministerio, y un  impacto máximo y avivamiento a sus comunidades. Por supuesto, mientras los pastores orar y luchar por esto, muchos de ellos son distraídos con otras demandas y expectativas. Pero nunca el deseo de un cambio profundo y genuino desaparece en un pastor llamado por Dios. Los pastores que tienen hambre de avivamiento (cambio profundo) se recuerdan que el avivamiento a través de los siglos casi siempre ha incluido a los jóvenes.

Muy a menudo, avivamiento empieza con los jóvenes, ya que parecen más dispuestos a responder, tienen menos miedo del hombre las expectativas de otros, y pueden ser más sensibles al temor de Dios, la convicción, y su llamado a ellos. La juventud, por naturaleza, son más espiritualmente preparados, incluso en la búsqueda de soluciones espirituales sin “equipaje” hacia la participación religiosa. Los pastores que quieren hacer discípulos que se incorporarán en el cambio de una comunidad no deben pasar por alto los jóvenes. Los jóvenes y los niños están dispuestos a aprender, a crecer, a ser enseñados, y para probar nuevas experiencias.

Si bien puede ser difícil de encontrar aquellos en las filas de los adultos dispuestos a dejar sus redes y seguir al discípulado, hay un número mucho mayor de jóvenes preparados y dispuestos a comprometerse con una causa. Con esto en mente, los jóvenes de su iglesia puede ser chispa que encenderá el fuego para que toda su congregación se una a el. Líder de la Iglesia, mientras usted lee esta estrategia, Dios le puede recordar la clave secreta para el cambio dinámico y el ministerio que usted ha estado buscando. Una pluralidad de líderes de la Iglesia de Dios de la Profecía sienten que Dios nos está hablando a nosotros para alcanzar más eficazmente a la “Cosecha Joven” ahora.

Participación en Misiones

Un margen es el borde en blanco de una página impresa. Cuando algo es marginal, no es ni central ni significativo. El evangelismo que difunde el mensaje de salvación eterna de Dios, desde donde los creyentes en Cristo se encuentran a los lugares más lejanos y personas del mundo, es lo contrario de marginal, lo que está en el centro de la significación divina. Dios quiere que cada persona, en todas partes, sea alcanzada con su mensaje de salvación que cambia las vidas. Nuestra visión de lo que Dios desea para los seres humanos no se limita por la personalidad, la geografía, la nacionalidad, el idioma, la cultura, la raza, la educación, el nivel económico, o la religión. Su alcance es universal, su alcance es global, su intención es global, su perspectiva es personal, y su propósito es transformacional.

La participación en la misión está en el centro de la fidelidad bíblica. Creemos que seguir a Cristo hoy significa abrazar un enfoque centrado en Cristo para la evangelización que ve a Jesús como el modelo para nuestro ministerio evangelístico. Empoderados por la experiencia continua de la presencia personal y poderosa de Cristo, lo proclamamos a Él a todas gentes con la unción del Espíritu, con la aprobación expresa del Padre, en palabras habladas y los actos de misericordia y poder.

La participación en la misión es urgente. Nuestros antepasados pentecostales a principios del siglo XX interpretaron los fenómenos sobrenaturales que acompañaron el derramamiento del Espíritu como indicadores de la restauración en los tiempos finales del  poder apostólico del Nuevo Testamento para la evangelización del mundo. Con la creencia de que Jesús pronto regresaría, muchos de estos pioneros misioneros salieron de sus casas para tierras lejanas con pocos recursos y la ayuda financiera necesaria, con poca preparación cultural o de lenguaje.

Nosotros, sus hijos espirituales, todavía creemos que la promesa de la venida de Cristo exige que llevemos todo el Evangelio a todo el mundo utilizando todos los medios disponibles, con urgencia, con sacrificio y cooperativamente. Una multifacética participación misionera es esencial para el crecimiento de iglesias fuertes y saludables. Los miembros de las iglesias crecientes ven el evangelio y testimonio como imperativos bíblicos que impactan su estilo de vida fuera de las cuatro paredes de sus edificios. Líderes congregacionales movilizan a los miembros a orar por los misioneros y los países en la difusión del mensaje de Jesús.

Ellos hacen un esfuerzo especial para compartir el mensaje de las Buenas Nuevas de Cristo en su barrio y en todo el mundo. Estos miembros invierten tiempo para llevar el mensaje del amor de Dios a la gente en otras partes del mundo, desde Los Ángeles a Nicaragua, Indonesia, Nueva Zelanda, El Congo, Armenia, Perú, Domínica, y así sucesivamente.

Estos miembros conocen misioneros, personalmente, y se ven asi mismos como misioneros viviendo con propósito, con generosidad y sacrificio, a fin de que Jesús sea dado a conocer en todas partes. Participación Misionera abarca la realidad de que la Iglesia de Dios de la Profecía es un movimiento misionero, y nuestra prioridad siempre han sido las misiones. La observación de Emil Brunner acerca de que: “El fuego es a las llamas lo que las misiones son a la iglesia” no es una exageración para nosotros.

 

Valor 3: DESARROLLO DE LIDERAZGO

La clave para alcanzar a los perdidos es equipar mejor a nuestros pastores y líderes con el mejor conocimiento y desarrollo para que podamos ocuparnos en la cosecha. La Biblia dice que los «campos están blancos» y que hay una gran necesidad de “obreros.” Nuestro objetivo es desarrollar estos “obreros” para que podamos unirnos al Mas Grande Segador, y así participar en la cosecha en estos últimos días. La educación, la capacitación, la mentoría y muchas otras herramientas se utilizan para que podamos ser más productivos en este esfuerzo.

El autor Bill Hybels dijo: “La iglesia es la esperanza del mundo, y los líderes son la esperanza de la Iglesia”. Satanás no quiere que las iglesias  desarrollen líderes debido al impacto positivo tal proceso tendrá en la promoción del reino de Dios sobre el suyo. Nosotros, los líderes de la Iglesia de Dios de la Profecía, declaramos que el desarrollo del liderazgo es uno de nuestros valores fundamentales. Nosotros, los creyentes tenemos un mandato del cielo para liderar el cambio que va a transformar la cultura y edificar el gran Reino de Dios.

Dios llama a los líderes a levantarse y llevar esto a cabo entre Su pueblo. En pocas palabras, el desarrollo del liderazgo es un esfuerzo que aumenta la capacidad líder para guiar a la gente. Liderar es establecer la dirección basado en la visión y guiar a otros a seguir esa dirección. Una habilidad crítica para los líderes es la capacidad de gestionar su propio aprendizaje. “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad.

Pero no será así entre vosotros…” (Marcos 10:42, 43). Henri Nowen declara, “El poder ofrece un fácil sustituto para la dura tarea de amar. Parece más fácil ser Dios que amar a Dios, más fácil de controlar a la gente que amar a la gente, más fácil poseer la vida que amar la vida”. La transición hacia la pluralidad del liderazgo ha tenido un aumento fuerte en los últimos años. Como se ha mencionado en este documento en varios lugares, una mesa más grande de liderazgo continúa en expansión.

Hay una unción muy fuerte que sienten los líderes de esta Iglesia, de no sólo para inculcar el concepto de pluralidad liderazgo a nivel internacional, sino para promover el uso de este concepto a lo largo de esta organización en todos los niveles, y en todas las naciones. Esto se está convirtiendo en el núcleo mismo de lo que somos.

 

Valor 4: MAYORDOMÍA

La mayordomía es utilizar y administrar todos los recursos que Dios provee para la gloria de Dios y el mejoramiento de Su Reino. La Iglesia de Dios de la Profecía acepta este llamado como administradores de Dios para administrar lo que le pertenece a Dios. Si bien Dios nos ha confiado amablemente el cuidado, el desarrollo, y la utilización de sus recursos, somos responsables de administrar bien sus posesiones y de acuerdo con sus deseos y propósitos.

Todos somos administradores de los recursos, habilidades y oportunidades que Dios ha confiado a nuestro cuidado, y un día cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de cómo hemos administrado lo que el Maestro nos ha dado. Por lo tanto, es con alegría que trabajamos de la mano con Dios, utilizando lo que Dios nos ha dado, para su gloria y honor.

 

Valor 5: SERVICIO SOCIAL

El quinto valor fundamental de la Iglesia de Dios de la Profecía es el servicio social. Jesús sirvió y por ende llama a sus seguidores a servir. En todo el mundo, los líderes, las iglesias y los miembros de la Iglesia de Dios de la Profecía sirven a sus comunidades de muchas maneras.  Sirven a través de eventos comunitarios, a menudo asociándose con organizaciones caritativas para ayudar a los necesitados.

Campañas de limpieza, ayuda de emergencia cuando ocurre un desastre, ligas deportivas juveniles, programas extracurriculares, cuidado de los ancianos, despensas de alimentos, así como enseñanza, predicación, donaciones, cocina, limpieza, ayuda, transporte. Hay tantas formas de servir a las comunidades donde se encuentra congregaciones de la Iglesia de Dios de la Profecía. Nuestra gente sirve. «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”  Filipenses 2:3-4 RVR1960

 

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